Estaba sola en una estación de servicio, en la autovía pasando por Valderrobledo.
Gracias a que ahora siempre hay alguien que lleva Internet en el móvil, buscamos la asociación protectora más cercana, y que suerte que en esa misma población había una. No dudé en llamar, pero que medida más inútil por mi parte...
La persona que me atendió empezó intentando convencerme de que seguro que era el perro de alguien que estaba por allí. Como aquello no me convencía continúo diciéndome que había perros abandonados en todas las gasolineras, que qué quería yo que ella hiciera... O_o En ese momento empecé a pensar que me había equivocado y en vez de a la protectora había llamado a la pescadería... Como yo no daba mi brazo a torcer, dándole razones que iban desde la seguridad del perro, o que podía ser el perro perdido de alguien, y hasta que podía provocar un accidente importante en una autovía en un momento de mucho tráfico, la persona del otro lado del teléfono acabó diciéndome que buscaría a alguien que viniera...
Una hora más tarde allí seguíamos todos, esperando sentados, al sol en plena ola de calor... y seguramente allí seguiríamos.
No es que estuviéramos precisamente al lado de casa, pero metimos al perro en el coche y recorrimos unos 350 Km hasta llegar a destino.
Al día siguiente acudimos a la protectora de Valencia. Lo primero que hicieron fue ver si tenía chip e interesarse por donde y como la habíamos encontrado, por si ya tenía dueño, después vieron si estaba bien de salud y nos dieron algunos consejos. Como ya tenemos perro nos aconsejaron que fuéramos prudentes, quizá no se llevaran bien o no encajara en la familia, que si no era un perro para nosotros o aparecía su dueño no nos sintiéramos mal. Como poco me devolvieron la fe en la labor de las asociaciones protectoras de animales.
Le encanta jugar a la pelota, tomar el sol y asomarse al balcón, es muy simpática y sociable, y aprende muy muy rápido.
Ahora es una más de la familia y Valenciana de adopción, ya que en su pueblo no la querían.